REPORTAJE EN DIARIO LA NACION

Jueves 4 de febrero de 1999             LA NACION             Suplemento Belgrano - Página 8

Radioaficionados de Belgrano

Un grupo de entusiastas de las comunicaciones cumple una destacada labor de ayuda a la comunidad

Créase o no, en el país hay más de 40.000 personas que son radioaficionadas. El número, significativo para una actividad que tuvo su época de oro entre las décadas del 20 y 60, quizá tenga relación con que la Argentina fue un país pionero en las comunicaciones radiales.


Comunicaciones con todos

"La radioafición es una actividad que agrupa a personas de diferentes edades e intereses. Es muy rica desde el punto de vista técnico, pero especialmente desde el humano", explicó Daniel Sinnewald, presidente del Radio Club QRM Belgrano.

Daniel agregó que en esa institución "se dan encuentros entre amigos para intercambiar formación e información. Siempre fue como una pista de prueba para desarrollar diferentes equipos y tecnologías".

En el Radio Club QRM Belgrano se capacita a los aspirantes para instalar su propia estación y realizar transmisiones no comerciales de radio. Además se estudia la reglamentación vigente y, sobre todo, se hace hincapié en lo que los radioaficionados denominan la ética del aire, que tiene como objetivo enseñar a los que empiezan a transmitir sin generar perturbaciones en servicios públicos, como los de bomberos, policías o ambulancias.

Según los socios de Belgrano, el aspecto más interesante de la radioafición es que brinda la posibilidad de desarrollar alguna forma de transmisión nueva. Es una actividad donde se pone a prueba la creatividad. La mayoría de los radioaficionados utiliza la tecnología para la comunicación verbal. Dentro de este grupo, están los que se dedican a optimizar las condiciones de propagación para lograr contactarse con otros a muy baja potencia.

Los más osados realizan comunicaciones mediante rebote lunar; esto significa que usan a la luna como satélite pasivo haciendo que la onda rebote y sea captada, por ejemplo, en Japón.

Conseguir comunicaciones con lugares extraños como la Antártida o la estación espacial rusa MIR son las actividades favoritas de muchos, pero también existe el grupo de los más introvertidos, que dedican sus horas a investigar y probar permanentemente los equipos.

Sin embargo, no todo queda limitado al ocio creativo: desde siempre los radioaficionados han tenido una misión muy importante en caso de catástrofe. Tanto, que en las últimas inundaciones ocurridas en el litoral del país le indicaron a los camiones que transportaban provisiones sobre el estado de los caminos. "Está comprobado que hasta el sistema más sofisticado de telefonía celular en situaciones de extrema catástrofe se bloquea. En cambio, los radioaficionados son expertos conocedores de sus equipos y saben hacer eficientes las comunicaciones con muy pocos recursos", explicó Daniel.

Algunas curiosidades

Quienes se dedican a este pasatiempo sienten verdadero orgullo por las actividades que realizan. Tal vez por eso, no son pocas las anécdotas que los rodean.

Afirman que durante el histórico terremoto de San Juan, de 1944, todas las comunicaciones entre Buenos Aires y el resto de las provincias estuvieron a cargo de radioaficionados.   También en la Guerra de Malvinas dicen haber cumplido una importante misión de espionaje y de transmisión de informaciones.

Otra anécdota tiene como escenario las lejanas tierras de Alaska. Allí, los radioaficionados que tienen los equipos montados en los autos no pagan impuestos, debido a que en 1946, cuando ese país fue azotado por un terrible terremoto, cumplieron una destacada labor de solidaridad y salvamento.

Paula Cipriani



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